El sentimiento de vergüenza lleva a muchas personas a creer que no son valiosas o que no son dignas de ser amadas. Dedica tiempo a felicitarte y brindarte amor; por ejemplo, anota todos los días tres cosas que te gusten de ti.
Tanto terapeutas como psiquiatras están capacitados para manejar una serie de situaciones, y pueden ofrecer un espacio seguro para trabajar juntos y desarrollar habilidades de afrontamiento que te ayuden.
Busca espacios en tu localidad o en línea enfocados en personas con tus mismas experiencias e identidad. Integrarte a una comunidad donde te entienden es una manera excelente de lidiar con los efectos negativos de la discriminación.
Busca ejemplos de personas con experiencias y orígenes similares a los tuyos, que hayan hecho un aporte positivo a la sociedad. Esto ayuda a combatir la vergüenza y el estigma, y además activa tu fortaleza interior y capacidad de resiliencia.
Exponerte continuamente a noticias que te producen ansiedad puede agravar los sentimientos con los que estás batallando en este momento. Si te sientes peor después de revisar tus redes sociales, haz lo posible por limitar contenidos estresantes. Podrías decidir conectarte sólo a determinadas horas, desactivar las notificaciones o dejar de seguir las cuentas que te generan estrés y centrarte en las que te aporten calma y te mantengan al día.
Una parte esencial de la vida consiste en cuidar tu salud y bienestar. Cosas como beber mucha agua, comer con calma y cuidar nuestra higiene pueden ser de gran ayuda cuando sentimos estrés. También podrías incorporar hábitos nuevos a tu rutina, como paseos diarios, respiración profunda y meditación.
Es posible que lo último que quieras hacer sea hablar de lo que te está pasando. O quizá no quieras contarles a tus seres queridos. Es irónico, pero por lo general, esto es una señal de que para empezar a sanar necesitas dejar salir lo que te está oprimiendo. Considera pedirle a un terapeuta o a alguien de confianza que te escuche. Con una sola persona es suficiente para comenzar.