Conflictos familiares
¿Qué son?
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La mayoría de las personas seguramente estarán de acuerdo en que las relaciones familiares pueden ser complicadas. Para algunos, los miembros de la familia son sus personas más cercanas y a las que mejor conocen, quizá incluso mejor que a nadie. Para otros, sus relaciones familiares no son lo que esperaban, y tal vez estén distanciados de la familia, algunos familiares les provoquen emociones incómodas o no mantengan ninguna relación con ellos.
Sin importar cómo sean nuestras relaciones familiares, nos afectan de forma significativa. La dinámica familiar puede ser una fuente importante de estrés o malestar emocional en nuestras vidas, tanto si eres el padre, el hermano o el hijo. Esto es particularmente cierto en determinadas épocas del año (como las vacaciones o los eventos familiares) o debido a ciertos factores de estrés (como irse a estudiar lejos de casa, el divorcio, las finanzas y tener que cuidar de otras personas).
Muchos conocemos la sensación de intentar hablar con un familiar y darnos cuenta de que después nos sentimos resentidos, tristes, ansiosos o enojados. A veces las discusiones parecen surgir de la nada. Esto nos puede hacer sentir impotentes y tensar la relación.
Podrías limitar el contacto o mantenerlo a un nivel superficial y amable, sin involucrarte demasiado. También podrías decidir interrumpir la comunicación por completo, lo que se conoce como distanciamiento. Pero puede ser difícil quitarte el peso de estos sentimientos y podrían afectar otros aspectos de tu vida, así como tus relaciones.
Por supuesto que los conflictos ocasionales forman parte de la vida familiar. Pero los conflictos o distanciamientos continuos pueden tener un gran impacto en tu salud mental. Y aunque cada familia es diferente, e incluso las relaciones entre los distintos miembros de una familia pueden ser más estrechas o más distantes, existen algunas señales comunes de conflicto familiar, importantes de identificar, que podrían tener un impacto permanente en tu salud mental:
- Desacuerdos pequeños que rápidamente derivan en alzar la voz o hablar con gritos.
- Comentarios pasivo-agresivos o expresar indirectamente sentimientos negativos en lugar de abordarlos de forma directa.
- Períodos prolongados de silencio (sin contacto) después de una discusión o desacuerdo.
- Comportamientos autodestructivos que se propician mutuamente como el consumo de sustancias.
- Autoculparse por los problemas en las relaciones, lo que provoca problemas para dormir o estrés.
- Maltrato físico (en cualquiera de sus modalidades).
- Maltrato emocional (por ejemplo, críticas constantes, sobrenombres, gritos, insultos o amenazas verbales).
- Negligencia (dejar de cuidar a un ser querido o no recibir el cuidado de parte de ellos).
Si una reunión familiar que está próxima o la visita de uno o varios familiares te hacen sentir miedo o ansiedad, tal vez hayas llegado a un punto en el que sea necesario hacer cambios o establecer límites. Es conveniente que busques estrategias eficaces para evitar las fricciones o reducirlas, en lugar de dejar que la relación se deteriore con el tiempo, lo que podría repercutir negativamente en otras relaciones (no familiares) y en tu estado de ánimo general.
¿Qué los causa?
Los conflictos familiares suelen empezar por cosas pequeñas, y por lo general están relacionados con un problema subyacente que está afectando la relación. Hay algunos factores que a menudo son fuente de conflicto:
- La percepción de que te han faltado el respeto puede lastimar profundamente, sobre todo cuando viene de una persona que te importa.
- El estrés económico puede repercutir en las relaciones cercanas y ser fuente de tensiones y conflictos.
- El cuidado de los hijos o de un ser querido puede causar muchas fricciones, a menudo debido a la falta de comunicación o desacuerdos sobre quién hace qué y quién es responsable de qué.
- Las diferencias de pensamiento relacionadas con la religión, la política o cualquier otro tema puede provocar grandes rupturas, a veces entre personas que solían llevarse muy bien en el pasado.
- Los cambios inesperados en la vida como un divorcio, problemas de salud o perder a un ser querido pueden aumentar el estrés y tensar incluso las relaciones más cercanas.
- Los eventos importantes como las festividades o los viajes familiares requieren mucho trabajo de planificación y suelen involucrar muchos tipos de personalidades en el mismo lugar, lo que puede dar lugar a dinámicas desafiantes.
El primer paso es que te des cuenta de estos factores de estrés y de tu forma de reaccionar ante ellos. Después puedes buscar una forma saludable de abordarlos para intentar mejorar tus relaciones (si eso es lo que quieres) y al mismo tiempo priorizar tu autocuidado.
La mayor parte de los malentendidos familiares se pueden resolver con una comunicación más clara y una mejor comprensión del punto de vista de la otra persona. Es importante recordar que no necesitas estar de acuerdo con la perspectiva de alguien para comprenderla y entender cómo se siente la persona.
Sin embargo, ten en cuenta que a veces la distancia y los límites son necesarios para protegerte de las relaciones complicadas, e incluso puede que tengas que terminar una relación. Nunca es una decisión fácil, pero a veces es necesario.
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¿Cómo los puedo manejar?
No todos los conflictos con un miembro de la familia se deben abordar de la misma manera. Si temes ser víctima de violencia o de agresiones físicas o si experimentas maltrato emocional o abandono, debes buscar ayuda de inmediato. No es tu culpa, y hay recursos a los que puedes recurrir como punto de partida.
Si en estos momentos estás involucrado en un conflicto o desacuerdo con un ser querido, hay algunas cosas que puedes tomar en cuenta:
- Trata de aceptar que no hay una solución perfecta. Cada persona y cada situación son diferentes. A veces, la mejor solución posible puede no ser perfecta y requerir un compromiso.
- Expresa que quieres que las cosas mejoren. Cuando tú y tu ser querido se ponen de acuerdo en querer mejorar la relación, abren la puerta para que juntos lo puedan conseguir.
- Habla y escucha con una mente abierta. No tienes por qué estar de acuerdo con lo que dice tu ser querido, pero escuchar con calma y reflexionar te puede ayudar a entender su punto de vista, así como qué otros problemas podrían estar saliendo a la superficie. Intenta utilizar frases en primera persona ("me preocupo cuando llegas tarde a casa" o "me lastima esto que dices") en lugar de culpar a la otra persona.
- Sé paciente. Se trata de un maratón, no de una carrera de velocidad. Cuídate a ti mismo y bríndate el espacio que necesitas para abordar el problema familiar de una manera que también respete tus sentimientos. Primero tienes que cuidarte a ti mismo antes de poder cuidar a los demás.
- Establece límites y mantenlos. Los límites son clave para apoyar tu propia salud mental e incluso para conservar la relación en caso de conflicto familiar. Esto puede significar cualquier cosa, desde limitar los temas de conversación o el tiempo que pasas en un evento. Si alguien cruza un límite, puedes ser claro y directo con esa persona al respecto.
Cosas que puedes probar

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Sé vulnerable
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Sé un poco introspectivo
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Envía un mensaje de texto o llama a alguien para decirle cuánto te importa
¿Qué puedo hacer ahora?
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