¿Qué es la terapia?
¿Qué es?
Hablar con amigos y familiares es importante para tu bienestar y es una buena forma de obtener apoyo. Pero si necesitas más ayuda, más tiempo o una respuesta más rápida de la que ellos te pueden ofrecer, o si el tipo de relación que tienen contigo les impide ser objetivos, podría ser útil buscar ayuda profesional.
Tal vez hayas escuchado que un amigo está yendo con un terapeuta o incluso hayas visto a algún personaje de televisión en una sesión de terapia, pero aún así podría ser poco claro qué significa una terapia. En el sentido más amplio de la palabra, la terapia es un tratamiento que brinda un profesional con formación en salud mental (comúnmente conocido como "terapeuta") y cuyo objetivo es ayudarte a controlar tus emociones, pensamientos y comportamientos o, en otros términos, mejorar tu bienestar emocional en general.
Las personas suelen utilizar el término "terapia" para referirse a la terapia conversacional, que implica análisis o sesiones enfocadas en el desarrollo de habilidades, pero también hay tipos de terapia que van más allá de la conversación.
Las personas pueden ir a terapia por diferentes razones, por ejemplo para abordar emociones difíciles, experiencias complicadas o síntomas de una condición de salud mental. Pero no es necesario tener una condición diagnosticada o haber experimentado un evento importante en tu vida para acudir a terapia. Es normal ver a un terapeuta sólo para tener un tiempo y un espacio para hablar con alguien o procesar lo que está sucediendo a tu alrededor.
Si estás pensando en ir a terapia, no eres el único. El número de estadounidenses que recurren a la terapia es casi el doble que hace dos décadas.1 Aunque los factores de estrés de la pandemia y el deterioro general de la salud mental son en parte responsables de la elevada demanda, también lo son factores positivos como la disponibilidad de terapia a través de videollamadas y aplicaciones, así como una mayor apertura a hablar de salud mental con los demás. Lo más probable es que conozcas a alguien que haya acudido a un terapeuta, aunque aún no te lo haya comentado.
¿Cuáles son los diferentes tipos de terapia?
Conocer los tipos de terapia y enfoques terapéuticos te puede ayudar a entender tus opciones y pensar más específicamente en cuál podría ser el más adecuado para ti. Puede ser de ayuda pensar en tu tipo de personalidad, qué actividades podrían ser más útiles para ti (por ejemplo, hablar en lugar de hacer "tareas" como escribir un diario) y qué podría ser específicamente beneficioso para lo que estás afrontando.
La terapia conversacional (también conocida como psicoterapia) consiste en sesiones de discusión y desarrollo de habilidades que pueden ser individuales o de grupo. Algunos enfoques comunes incluyen:
- Terapia psicodinámica: Consiste en analizar tu pasado para ver cómo te ha afectado, incluso de formas que quizá no reconozcas (comportamientos o emociones inconscientes). Esta terapia se centra mucho en la relación con el terapeuta y suele ser muy abierta.
- Terapias cognitivo-conductuales: Estas terapias te ayudan a enfrentar los pensamientos o comportamientos problemáticos en el momento y cómo se relacionan entre sí. A menudo incluyen el aprendizaje de habilidades y la realización de "tareas" entre una sesión y la otra.
- Terapia humanista o centrada en la persona: Esta terapia se enfoca en ti como individuo, tus características positivas y tu potencial de crecimiento y cambio. Te permite llegar a una compresión de ti mismo a través de un proceso principalmente autoguiado.
- Terapia familiar, grupal o de pareja: Esta terapia ayuda a abordar los problemas en las relaciones y dinámicas interpersonales. Suele centrarse en mejorar la comunicación con los demás.
Si te resulta demasiado difícil hablar, o tal vez no sea lo más adecuado para lo que estás pasando, tu terapeuta podría incorporar tipos de terapia que vayan más allá de la conversación (o tú podrías buscar un terapeuta que se centre en el tipo de terapia específico que buscas):
- Terapia experiencial: Explora los procesos de la mente, en particular en cuanto a situaciones emocionales y relaciones pasadas, a través de actividades como juegos de rol, manualidades y otras vías creativas como la terapia con mascotas.
- Terapia somática: Se centra en la conexión mente-cuerpo y en cómo nuestras emociones se manifiestan en sensaciones físicas, sobre todo si no están resueltas o son traumáticas. La desensibilización y el reprocesamiento con movimientos oculares (EDMR, por sus siglas en inglés) es un ejemplo.
Si te conoces a ti mismo y sabes lo que te gusta, es posible que te sientas atraído por uno (o más) de estos enfoques. Pero si no es así, o si la lista te ha confundido más, tampoco pasa nada: tu terapeuta te puede ayudar a encontrar el enfoque adecuado. También es común combinar tipos de terapia y enfoques según tus necesidades, por lo que la terapia es distinta para cada persona. Si hay algún enfoque que te interesa y que tu terapeuta parece no haber probado, háblalo con él o ella.
A pesar de que es común combinar la terapia con la medicación, esto no tiene por qué ser así. Tu terapeuta puede sugerir la idea de la medicación u otros tratamientos si la terapia parece no ser suficiente o tus síntomas son más graves o empeoran. En ese caso, te podría referir con tu médico de atención primaria o un psiquiatra (médico especializado en salud mental) para que evalúe tu situación y te prescriba medicación. Si esto ocurre, es fundamental continuar con la terapia. Conoce más sobre psiquiatría.
¿Cuáles son las razones para ver a un terapeuta?
Ir a terapia es una decisión personal. Aunque muchas personas recurren a ella para resolver un problema o un desafío actual en su vida diaria, hay muchas razones para probar la terapia, y todas son válidas. Estas son algunas de las más comunes:
- Manejar emociones difíciles y estados de ánimo, como desgaste, duelo, aislamiento, tristeza y preocupación, o incluso no sentirse uno mismo.
- Afrontar desafíos en la vida, incluidos factores de estrés como problemas de salud, problemas de pareja, consumo de sustancias, problemas en el trabajo y trauma.
- Aliviar síntomas relacionados con el problema, como pensamientos intrusivos y síntomas (falta de sueño o concentración) relacionados con trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y el TEPT.
- Reconocer y modificar pensamientos o comportamientos no deseados, como falta de confianza en uno mismo, diálogo interno negativo, miedos o mecanismos de afrontamiento poco saludables.
- Mejorar las relaciones a través del aprendizaje de nuevas formas de relacionarse y comunicarse con la familia, la pareja, los amigos o los compañeros de trabajo.
- Desarrollar la autoconciencia a partir de la exploración de lo que es importante para ti, tu historia, cómo te sientes y por qué te comportas como lo haces.
Si no sabes exactamente lo que quieres conseguir con la terapia, también está bien. Puedes trabajar con tu terapeuta para aclarar los problemas que te podrían estar deteniendo y definir las metas que quieres conseguir. Muchas personas cambian sus metas con el tiempo, y a veces, la razón por la que creen que quieren ir a terapia ya no es la misma.
¿Cómo encuentro a un terapeuta?
Enfocar tu búsqueda en lo que quieres, te puede ayudar a encontrar candidatos prometedores. Conoce más cómo encontrar al mejor proveedor de salud mental para ti.
Existen varios directorios en línea para ayudar a las personas a encontrar un terapeuta que se ajuste a sus necesidades, en función de su presupuesto, sensibilidad cultural y estilo.
NAMI ofrece información valiosa (en inglés) sobre la atención de salud mental para las diversas comunidades, incluyendo preguntas que puedes hacer durante tu búsqueda.
NAMI también brinda consejos para encontrar proveedores culturalmente competentes (en inglés).
¿Qué tan eficaz es la terapia?
Por qué funciona la terapia
La investigación ha demostrado que la terapia es muy eficaz. Desde una perspectiva biológica, los avances en neurociencia (estudios del cerebro y el sistema nervioso) han demostrado que las experiencias de vida pueden cambiar la estructura y el funcionamiento del cerebro.
Cuando alguien participa en una terapia, se observan cambios estructurales positivos. Gracias a la tecnología de la imagen, también podemos ver cambios en áreas del cerebro afectadas por determinados trastornos2. La tecnología de la imagen también muestra que, después de que alguien recibe terapia para tratar estos trastornos, las conexiones mejoran en esas mismas áreas del cerebro.
Cuando la terapia no funciona
En algunos casos, la terapia podría parecer que no funciona. Quizá sientas que "sólo vas y hablas, y nada cambia". O puede que no te agrade tu terapeuta o algo que dijo.
Mientras el problema no esté relacionado con la seguridad, comunícalo a tu terapeuta, aunque te resulte incómodo. A menudo, los terapeutas pueden ajustar el enfoque o recomendar otros terapeutas. Te podría sorprender lo útil que puede ser una conversación de este tipo.
Ten en cuenta que una terapia eficaz requiere tiempo y esfuerzo. El número de sesiones que necesitas varía dependiendo de la persona y de lo que esté afrontando, pero no es algo que se pueda resolver de la noche a la mañana y sin tu propia dedicación y autorreflexión.
A pesar de todo, la posible recompensa vale la pena. Los ensayos clínicos demuestran que las personas que participan en una terapia conversacional tienen más posibilidades de mejorar su salud mental que las que no lo hacen3. Dar el primer paso puede ser difícil o incluso asustar un poco, pero es increíblemente esperanzador.
¿Qué puedo esperar?
Es normal sentirse nervioso al empezar la terapia, pero debes saber que tu terapeuta está ahí para apoyarte y brindarte un espacio comprensivo, confidencial y seguro.
La primera sesión por lo general se centra en que tu terapeuta te conozca, te haga muchas preguntas sobre tus experiencias actuales y síntomas, y establezca las expectativas. La frecuencia y duración de las sesiones, así como el tiempo que permanezcas en terapia, variarán en función de tus objetivos y necesidades de tratamiento, así como del enfoque terapeútico.
Las sesiones de terapia conversacional suelen durar poco menos de una hora (aproximadamente 50 minutos) y se llevan a cabo una vez a la semana o cada dos semanas, pero su frecuencia podría disminuir con el tiempo. Por lo general, cuando percibes un cambio en ti, ya sea una disminución de los síntomas, el desarrollo de nuevas habilidades o un mayor conocimiento de ti mismo, es una señal de que la terapia está funcionando.
No hay una respuesta estándar de cuándo deberías dejar de ir a terapia. Tú y tu terapeuta pueden decidir terminar la terapia después de acordar que has alcanzado tus objetivos. Sin embargo, muchas personas deciden mantener la terapia para continuar con su rutina, sobre todo si toman medicación para una enfermedad mental o tienen factores de estrés constantes en el trabajo o en casa.
Antes de interrumpir la terapia por completo, asegúrate de:
- Saber cómo identificar una recaída.
- Poder identificar si tus síntomas empeoran.
- Tener las habilidades para apoyarte a ti mismo si experimentas una recaída o si los síntomas empeoran.
Siempre puedes retomar la terapia, ya sea por un problema o desafío, o por cualquier otra cosa. Conseguir ayuda y entenderte a ti mismo no es una línea recta.
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Más información sobre cómo encontrar ayuda
Referencias
- The Hill. Why More Americans Are Going to Therapy (en inglés)
- American Psychiatric Association. Brain Imaging Shows the Impacts of Psychotherapy (en inglés)
- The New York Times. Does Therapy Work? (en inglés)