El trauma es la reacción que pueden tener tu cerebro y tu cuerpo ante un evento estresante o trágico. Lo que desencadena una respuesta traumática puede variar mucho de una persona a otra. Esta es una de las cosas que puede dificultar saber si estás experimentando los efectos de un trauma. Por lo general, el trauma se asocia con agresiones físicas o sexuales, violencia o accidentes, pero también puede involucrar eventos que ocurren de manera repetida, como el abandono.

Experimentar un evento estresante no siempre causa trauma, y tener una experiencia traumática no siempre produce efectos duraderos. Sólo cerca del 20% de las personas desarrollarán TEPT, un trastorno de salud mental que incluye síntomas como evitación y cambios en el estado de alerta que duran más de un mes. 

Puede ser difícil reconocer y hablar sobre una herida invisible. Podrías experimentar emociones fuertes de manera inesperada, problemas para dormir o sensaciones físicas, como aceleración del ritmo cardíaco, que aparentemente surgen de la nada. Sin embargo, como sucede con cualquier otra herida, necesita atención para sanar.  

Puede ser difícil identificar la fuente del trauma o cómo te afecta, pero tratar de comprenderlo es un paso importante. Podrías no querer hablar de esto inmediatamente, y eso está bien. Hay otras maneras de seguir adelante que pueden ser más adecuadas para ti.

El trauma tiene muchas causas posibles, así como maneras diferentes de clasificarlo. Este es un resumen de los tipos más relevantes:

• Trauma agudo: Se refiere al trauma como reacción ante un evento aislado o único, por ejemplo, ser asaltado o experimentar un abuso, tener un accidente automovilístico o perder a un ser querido de forma inesperada.  
• Trauma crónico: Es el trauma que se desarrolla en respuesta a una situación peligrosa que se repite y prolonga en el tiempo. Esto incluye situaciones como acoso constante, abandono de una pareja o un familiar, así como cualquier tipo de abuso continuo.  
• Trauma secundario: Ocurre como reacción a presenciar continuamente las adversidades que enfrentan otras personas. Este tipo de trauma es común en las personas que brindan primeros auxilios, como bomberos, paramédicos y trabajadores sociales.  
• Experiencias adversas en la infancia (ACE, por sus siglas en inglés): Esto se refiere a eventos traumáticos durante la infancia que continúan afectando tu vida más adelante. Las causas más comunes de ACE incluyen situaciones como la pérdida de un padre, el abandono parental, el abuso o los conflictos familiares.

A veces nos protegemos de los sentimientos asociados con el trauma mediante la disociación, que es sentirse separado de la realidad, o a través de la intelectualización, que consiste en centrarse en los hechos más que en los sentimientos. Ambos suelen ayudarnos en el momento, pero a la larga nos pueden impedir afrontar realmente la situación.

Es importante notar de qué manera el trauma está afectando tu mente y tu cuerpo, y darte cuenta de que no tiene plazos definidos. Podrías seguir experimentando sus efectos mucho tiempo después de ocurrido el evento. Estos son algunos sentimientos y escenarios que podrían estar vinculados: 

En muchas personas, el trauma conduce a algunos problemas de salud mental. Conoce más sobre estas condiciones de salud mental específicas para averigüar si hay algo que debas tomar en cuenta.

Reconocer los efectos que ha tenido un trauma pasado en tu vida y buscar formas de trabajarlo puede ser un acto importante y valiente de amor propio. Aunque es difícil trabajar un trauma, las recompensas de hacerlo son incalculables.

En general, sanar un trauma implica estar más presente y notar lo que estás sintiendo en el momento.

Si experimentaste o estás experimentando un trauma, ya has dado un paso importante al encontrar esta página. Hay muchos recursos disponibles para las personas que están lidiando con un trauma por cualquier causa y en cualquiera de sus etapas, ya sea que recién te hayas dado cuenta de lo que estás experimentando o que lleves tiempo tratando de enfrentarlo y abordarlo.