En nuestra cultura, el romance está por todos lados: lo vemos en películas, canciones, libros y programas de televisión. Como seres humanos, tenemos la necesidad biológica de apoyo y relaciones interpersonales, aunque en general las relaciones románticas tienen un propósito distinto al de los vínculos que establecemos con familiares y amigos. 

Estas relaciones pueden ser diferentes para cada persona y pueden incluir diversos géneros o número de parejas, pero a menudo son interacciones continuas y recíprocas que involucran la expresión de emociones hacia el otro, como intimidad y cariño.  

Existe una explicación del porqué nuestras relaciones cambian todo el tiempo: requieren trabajo si quieres que continúen funcionando como una máquina bien engrasada. Las relaciones perfectas o experiencias únicas no existen, y tener una relación saludable es difícil y puede afectar tu salud mental, sobre todo debido a los factores de estrés y el aislamiento que se han vuelto más comunes en la vida actual.

Por ejemplo, la pandemia ha tenido un impacto en las relaciones, en su mayoría perjudicial: aumentaron exponencialmente los divorcios, la violencia doméstica y la violencia por parte de la pareja íntima (IPV, por sus siglas en inglés). Debido a factores de estrés específicos, es más probable que las personas que tenían o tienen ingresos variables, quienes forman parte de la comunidad LGBTQ+ o se identifican como una comunidad minoritaria reporten mayores conflictos de pareja y rupturas desde 2020. Por supuesto, los problemas de pareja no surgieron con la pandemia, pero se agravaron los conflictos que ya existían y se generaron nuevos.

La conclusión es que no existe una relación sin problemas, sin importar cuán felices y espectaculares puedan parecer las cosas en las redes sociales. Aunque tal vez requiera un poco de esfuerzo, identificar los factores de estrés en una relación, hablar sobre los sentimientos abiertamente y tratar de solucionarlos (cada uno por su lado y en pareja) puede ayudar a crear relaciones satisfactorias que llenan de felicidad nuestras vidas.

Muchos conflictos de pareja se pueden atribuir a problemas de comunicación. Por ejemplo, uno de los miembros de la pareja cree que el otro entiende la razón de su enojo, pero nunca dice en voz alta cómo se siente. Como consecuencia, las cosas se pueden complicar y crear más problemas. Aunque no es una lista completa, estos son algunos factores que pueden aumentar el estrés en una relación:

• Cuentas por pagar, deudas, y otros problemas financieros
• Adicción y abuso de sustancias
• Falta de intimidad o vida sexual
• Codependencia (cuando uno o los dos depende del otro de una manera poco saludable)
• Conflictos familiares

La mala comunicación, especialmente cuando se combina con estos otros factores de estrés, pueden ser señal de una relación no saludable. Estos factores pueden afectar de forma significativa tu salud, felicidad y bienestar, y a veces los patrones pueden ser sutiles y difíciles de reconocer. Algunas señales de alerta de una relación no saludable incluyen:

• Ser infiel
• No respetar el espacio personal u otros límites
• Crear un desequilibrio de poder
• Controlar la vida de la pareja
• Sentirse abandonado, ignorado y no apoyado
• No dar prioridad a la relación
• Pérdida del interés en la otra persona

A pesar de que siempre es mejor trabajar en tus habilidades de comunicación y encontrar formas de reparar una relación que se puede reparar, una buena comunicación no salva todas las relaciones. Puede que la relación se haya vuelto tóxica o que siempre lo haya sido.

Cuando estás en una relación tóxica, podrías sentir que recibes menos de lo que das. Tal vez tengas una sensación de nerviosismo constante cuando estás con tu pareja, como si caminaras sobre hielo. Las relaciones tóxicas pueden ser agotadoras. Cuando estás dentro de una relación, es más difícil reconocer si es tóxica, pero estas son algunas cosas que observar. 

Tu pareja podría ser tóxica si: 

• Te falta el respeto intencionadamente
• Tiene una visión negativa de la vida (por ejemplo, críticas constantes, quejas y hostilidad)
• Siempre te culpa a ti
• Te maltrata verbal, emocional o físicamente
• Te manipula o te hace dudar de tu propia realidad (gaslighting, en inglés)
• Tiene control o poder sobre ti, o parece que la relación está desequilibrada

Cuando las relaciones tóxicas se convierten en abuso (emocional, físico o sexual) ponen en peligro tu seguridad. El maltrato no es culpa tuya, y si tu pareja hace cualquiera de las siguientes cosas, significa que estás experimentando maltrato:

• Te falta al respeto o te menosprecia de forma intencional (en privado o en público).
• Te acosa o amenaza físicamente a ti o a tus seres queridos.
• Intenta controlar tus decisiones (con quién pasas el tiempo y qué haces).
• Intenta controlar tus finanzas (en qué y cómo gastas).
• Intenta controlar las relaciones sexuales (te presiona u obliga a hacer cosas con las que no te sientes cómodo).

Es importante reconocer la diferencia entre una relación que se puede rescatar (y que merece la pena rescatar) y otra que hay que dejar ir. Si sientes que tú y tu pareja simplemente no son compatibles, han tratado de solucionar los problemas y siguen existiendo, o si tu relación es tóxica, puede ser el momento de tomar una decisión difícil. Si la toxicidad ha escalado hasta convertirse en maltrato, puede ser difícil dejar la relación, pero suele ser necesario para protegerte a ti o a tus hijos, y puede que requiera el apoyo de las autoridades.

Las rupturas, sobre todo las separaciones y los divorcios, pueden afectar mucho tu bienestar. Independientemente de las razones y de quién haya roto con quién, una ruptura representa un ajuste. También es una pérdida y puede desencadenar un proceso de duelo, así como reflexiones sobre el "porqué". La recuperación es un proceso que a menudo no es lineal, pero un paso fundamental es aprender a reconocer tu valor y el valor que puedes aportar a una relación y una pareja futuras.

Si estás pasando por dificultades en tu relación o por una ruptura, podrías tener desafíos en otras áreas. Identificar los factores de estrés que te afectan y reconocer lo que estás experimentando te puede ayudar a enfrentar la situación.

Sé honesto contigo mismo sobre cómo te sientes y qué necesitas. Si tus sentimientos de tristeza, enojo o resentimiento duran más de lo que crees apropiado, o si están afectando seriamente tu vida, evalúa si podría estar sucediendo algo más.

Hay tres formas principales de empezar a desarrollar relaciones sólidas y saludables. Conocer qué está bajo tu control y qué no es un paso importante en el proceso de sanación.

Tener problemas en una relación no significa que haya algo malo en ti que necesites cambiar, pero puede ser útil conocerte mejor a ti mismo, tanto cuando estás solo como cuando tienes una pareja. Hacer esto te puede ayudar a reconocer tu valor. Algunas cosas que te pueden ayudar a hacerlo son: 

1. Trata bien tu cuerpo (y tu mente). No es egoísta centrarte en ti y entender cómo te sientes y qué te hace sentir mejor (al enfrentar la situación). Tienes que cuidarte a ti mismo antes de poder cuidar a los demás.
2. Establece límites personales. Es un desafío decir que no, pero es un mensaje claro. Dedica tiempo y espacio a hacer cosas que te hagan feliz y pon límites a la relación cuando puedas. 
3. Imagina la vida que quieres. Muchas veces no pensamos qué es lo que valoramos y qué nos importa en una relación hasta que tenemos problemas. Tómate tu tiempo para reflexionar y comprender lo que quieres para ti mismo de manera individual y en una relación.

La comunicación es importante en todos los aspectos de nuestra vida, así que entender cómo comunicarse bien con otra persona te puede ayudar en general y no sólo en las relaciones románticas. Estas son algunas ideas:

1. "No reacciones: responde". Escucha a la otra persona y después toma tu tiempo. Digiere lo que te está comunicando antes de dejarte llevar por emociones impulsivas y decir lo primero que se te pase por la cabeza. 
2. Enfócate en las emociones más que en la culpa. Empieza con las palabras "yo siento" cuando hables de temas difíciles, en lugar de "tú  hiciste". Esto evita señalar con el dedo y hace que las conversaciones sean más productivas. También se centra en cómo estás tú, no en el otro.
3. Programa un tiempo para hablar. La vida puede ser muy ajetreada, así que considera la posibilidad de fijar un tiempo semanal sin distracciones para hablar con tu pareja. Esto puede incluir terapia de pareja, en la que puedan trabajar más específicamente en los problemas y la comunicación con un observador neutral.

Parte de tener una relación saludable es saber cuándo una dejó de ser saludable o ya no es adecuada para ti. Si estás atravesando por una ruptura o te estás planteando hacerlo, ten una conversación sincera contigo: 

• Comprende que la desconexión es una posibilidad. 
  • ¿Qué es lo que realmente te impide tener una conexión sólida y de apoyo con una pareja?
  • ¿Cómo podría ayudar (o no) mejorar tus habilidades de comunicación?
  • ¿De qué manera has contribuido a los desafíos de relaciones pasadas? (Lo que podría explicar un patrón que está apareciendo en tu relación actual).  
• Piensa si estás dispuesto a hacer el trabajo. 
  • ¿Estás dispuesto a hacer el trabajo necesario para salvar una relación? Tanto tú como tu pareja deberían responder esta pregunta por separado.  
• Explora distintas soluciones que tengan sentido para la relación.
  • ¿Qué han intentado hasta ahora? 
  • ¿Qué estás dispuesto a probar en el futuro? 
  • ¿Qué excede tus límites?  
• Acepta lo que está fuera de tu control.
  • ¿La relación es tóxica? Algunas personas no están dispuestas a cambiar su forma de ser.
  • ¿En realidad son compatibles? Es una señal (aunque no un factor decisivo) que tu pareja y tú tengan formas radicalmente distintas de abordar la vida.

Tal vez te parezca sumamente difícil terminar una relación, pero si lo quieres hacer, recuerda que no solamente puedes, también eres lo suficientemente fuerte para hacerlo. Una vez tomada la decisión, informa a tu familia y amigos que necesitarás su apoyo para separarte de tu pareja de forma saludable. Haz lo posible por limitar las interacciones con tu pareja durante el proceso de ruptura, incluidas las redes sociales. Por último, sé comprensivo contigo mismo: lo que sientas está bien. Una parte importante de seguir adelante es aceptar la pérdida que estás sufriendo.

Una relación saludable te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo. No significa que no habrá desacuerdos, pero sí que tu pareja y tú se comunicarán con apertura y crecerán juntos. 

Dicho esto, aunque las relaciones ofrecen numerosos beneficios en todo el espectro de la vida, no es necesario tener una pareja o una relación para ser feliz o tener una buena vida, y a veces es necesario conocerse mejor a uno mismo antes de poder tener una relación saludable. A fin de cuentas, la relación más importante que tienes es contigo mismo, y es normal que busques apoyo adicional para asegurarte de que así sea.